Paulo Pereira coordinador regional del Núcleo del Partido de los Trabajadores de Argentina dialogó en exclusiva con Multiviral
Por: Mariano Quiroga
El triunfo de Javier Milei en las PASO presidenciales de Argentina sacudió a los encargados de planificar la comunicación política digital en todo el espectro político. La estrategia empleada por el candidato de La Libertad Avanza puso de manifiesto la falta de atención que se prestó a la campaña en el ámbito de las plataformas y de las redes sociales, un terreno en el cual el candidato libertario logró establecer un vínculo sólido con su comunidad, un vínculo que luego se tradujo en votos. En respuesta a esta situación, la voz de expertos como Pablo Pereira, coordinador regional del Núcleo del Partido de los Trabajadores en Argentina, está ganando importancia. Su experiencia, adquirida durante la campaña presidencial que llevó a Lula Da Silva al poder, ofrece valiosas claves para comprender cómo se construye la narrativa digital en el ámbito político.
¿Qué lectura hacés de la comunicación digital que llevan adelante los gobiernos progresistas de Latinoamérica? Da la impresión que tienen más dificultades que la derecha para poder comunicar sus propuestas políticas
No saben cómo construir el diálogo con la sociedad. Están formateados con los modelos que generaron los partidos y los movimientos políticos tradicionales. Lula, en la campaña de 2018, dijo: ‘Nosotros no somos algoritmos, nosotros somos personas. Hay que salir a la calle a buscar cada uno de los votos’. Nosotros estamos de acuerdo, pero creo que no son cosas disociadas: las redes sociales y la calle son espacios de difusión y de debate de temas que están dados en la sociedad. Hay un sector que entiende y que está dispuesto a dar esa batalla, que es justamente la militancia más suelta, la militancia que no está financiada por plata de los comandos centrales de campañas y que vienen tomando las campañas como propias, como suyas, haciendo lo que les parece que sea más fácil de comunicar.
Nuestro campo en general tiene un poco de rechazo a debatir estos temas porque están muy vinculados con los esquemas de campañas anteriores que se aprendieron en los años 80, con las conquistas de las calles y en la manera de dialogar con la gente. Yo creo que a nuestro sector le cuesta un poquito más entender con profundidad cuál es el papel y el rol de las redes sociales, de las plataformas de internet, en cómo usarlas para interpelar a nuestro público, que no tiene que ver con juventud, sino que tiene que ver con la manera en que vivimos en sociedad. Tenemos grupos en WhatsApp de familia de mamás y papás del colegio. Entonces, el debate público se está dando en esos espacios. Nosotros tenemos la obligación de entenderlos, ocuparlos y discutirlos, sin abandonar las calles.
¿Por qué crees que la derecha tiene tanta facilidad para manejarse dentro de las redes sociales?
La derecha lo maneja y lo entiende mejor porque están más vinculados con las estructuras económicas de la sociedad. No nos olvidemos que las redes sociales son empresas de comunicación que están al servicio de la economía. Lo entienden desde el punto de vista del negocio y el comercio. O sea, hay referentes que son empresarios de comunicación, y esta es su propia naturaleza. Estas grandes plataformas son empresas con fines de lucro, mediante la monetización de los espacios
Hablamos mucho en Brasil sobre la estructura que el bolsonarismo generó en torno de las redes, que nosotros llamamos tecnopolítica. Tiene que ver con tener una militancia de influencers, una militancia en plataformas específicas de diálogos en redes. Todo eso hay que entenderlo desde el punto de vista de una lógica financiera de juventudes que entendieron los podcasts, que entendieron YouTube, que entendieron Twitter como espacio de comunicación y monetización de sus actividades políticas. Entonces, un pibe que está en su casa, que hace un vídeo viral, que hace contenidos todo el tiempo, entendió que YouTube lo monetiza en dólares.
También influye a la hora de generar contenido el acceso a los dispositivos para poder generar contenido eso también es una ventaja que tiene la derecha
La gente más empobrecida por este sistema tiene dificultades para tener banda ancha, buena calidad y buenos instrumentos para generar y producir la misma cantidad de contenidos para contrarrestar esa disputa, no nos olvidemos que es una disputa desde lo económico. Entonces, estas empresas bancan, suben y priorizan contenidos de la extrema derecha, contenidos de odio, contenidos racistas, xenófobos, porque son los que más se viralizan y, por consecuencia, son los que más plata le generan a la plataforma y a las personas que lo están haciendo. Es muy importante que nosotros tengamos una responsabilidad política desde el campo nacional y popular de entender y de intervenir en este proceso
¿Cual es el rol que cumplen las plataformas en esta disputa? ¿Juegan de manera neutral o los ves tomando partido por una de las partes?
Tenemos que poner una línea de tiempo para decir desde cuándo está YouTube, desde cuándo está Facebook, desde cuándo está Google, para ver en qué momento interpelan y en qué momento deciden actuar en las elecciones. Son herramientas muy poderosas, manejadas desde afuera, son empresas que nosotros sabemos quién es el dueño, quién es la cara, quién es la familia con la que nosotros combatimos. Teniendo la edad, podemos generar herramientas de cómo combatir esas narrativas. Un ejemplo es el caso de López Obrador, que todas las mañanas hace un vivo por YouTube donde dialoga con la gente. Lula está haciendo lo mismo, está hablando con muchos espacios, tenemos que entender que nuestros líderes no nacieron en este período y en esta época, que tienen dificultades con el lenguaje
Lo que se incrementó notablemente en este último tiempo fueron los discursos de odio llegando a sectores que históricamente no se sentían representados por los mensajes de la derecha. ¿Por qué crees que lograron penetrar en estos sectores?
Yo no puedo decir que la gente no tiene razón en sus pensamientos y en sus broncas. Ahora, me parece que la extrema derecha usa las herramientas digitales para canalizar esa bronca y ese odio en una manipulación de la realidad. La bronca existe y es real. En Brasil, asesinaron a una concejala con cinco tiros y todavía no se sabe quién la mandó a matar. Nosotros no vamos a hablar de democracia en Brasil cuando el principal candidato a la presidencia quedó encarcelado, hablar de democracia cuando la primera candidata a presidenta, Dilma Rousseff, fue derrocada en un golpe ilegal. Lula sintetiza muy bien lo que pasa cuando dice: “El problema no es que yo vaya a la cárcel de forma totalmente ilegal, porque en la peor de las hipótesis, yo me quedo ahí en una celda con algún tipo de confort, tengo abogados. Lo que pasa es que la base de la sociedad pasa a no tener garantías” Estamos hablando del estado democrático. Esta sociedad hace muchos años que no vive en democracia. ¿Cómo se le explica esto a la gente de las villas que sufre la intervención militar y con la población absolutamente empobrecida por este sistema capitalista? Ellos sufren en la piel las consecuencias. Sus crisis son reales y legítimas, no son broncas inventadas. La extrema derecha en los últimos años estuvo canalizando esa bronca, diciendo: “nosotros no tenemos nada que ver con eso, nosotros somos la solución”. Por eso proponen romper con el sistema, cuando sabemos que es absolutamente mentiroso, cuando sabemos que son producto y manutención de este mismo sistema de privilegios. La gran victoria de este sector es generar una narrativa que convence a estas personas que tienen bronca, que están enojadas, que ellos son la solución de los mismos problemas que ellos generaron. Entonces, culpar o decir que la gente tiene culpa por su bronca es el camino más fácil. Tenemos que dar estas disputas también en las redes, en los espacios, como lo hicimos toda la vida en las calles, tratando de contar qué es lo que está pasando, pero desde nuestro punto de vista, desde nuestra visión del mundo, porque lo que está en disputa es la visión del mundo. Nosotros supimos conquistar a la gente con nuestra visión del mundo, más humana, más justa, más solidaria. Yo creo que la gente que tiene mucha bronca sigue queriendo la igualdad de derechos.
Lo que podemos notar de estas cosas que contas es que parte de esta situación se está repitiendo en varios puntos del continente
Estamos hablando de una disputa que es a nivel regional y a nivel global, donde los distintos sistemas se están poniendo en juego a la hora de ganar las elecciones. Nosotros venimos diciendo desde el 2018, cuando muchos nos preguntaban cómo puede ser que la sociedad brasileña, donde Lula y Dilma fueron gobierno, pudieran elegir a Bolsonaro como presidente. Nosotros contestamos que no es un proyecto solo de la sociedad brasileña. Nosotros mirábamos a Estados Unidos, a Italia, con procesos muy parecidos en la construcción del discurso, de las narrativas, de las disputas, esto se adapta a lo que es más común a la democracia de cada país, a lo que toca el corazón y a las heridas de cada sociedad. Nosotros en el 2018 advertimos que en Argentina podía pasar lo mismo, esta gente no es ninguna novedad para nosotros
Las ideas, los contextos por detrás de la figura de Milei, son los mismos que nos gobernaron en algunos momentos de la historia, como aquí en Argentina con la dictadura militar, como en Brasil con un golpe militar que duró 21 años, lo mismo en Chile, en Colombia con toda la derecha, cada una con sus características específicas, pero son los mismos. Nosotros estamos avisando que son la misma cosa, son los mismos personajes, las mismas personas, son un sector de la sociedad que siempre estuvo, sea en Brasil, sea en Argentina, que no son democráticos, que son absolutamente violentos. Nosotros sabemos de lo que son capaces, acá asesinaron a 30 mil personas. Son las mismas personas, lo que cambian son las prácticas y las formas. Si antes se podían dar golpes de estado con militares, hoy ya no más, porque el mundo cambió, ellos siempre estuvieron. nunca estuvieron muertos. Se mueven constantemente en el tablero, se reordenan y se reorganizan para buscar y disputar en la sociedad esa idea que cada tanto vuelve imponiendo el mensaje en la sociedad con estrategias de marketing
¿Estamos en presencia de una derecha renovada pero con las ideas de siempre?
Ya no es más la oligarquía nacional, son sectores con intereses globales, con plata en todo el mundo, sectores que están ganando plata en la banca internacional. Si nosotros miramos la pandemia para ver cuáles son los sectores que más plata ganaron, son los mismos que financian los discursos de odio, me acuerdo que en la Argentina, cuando se hacían las protestas, ponían bolsas negras en la Plaza de Mayo con los políticos responsables en su lectura por el manejo de la pandemia. Esa es la producción del discurso del odio que estamos viendo ahora. Apuntando a sectores muy fragilizados, muy empobrecidos por estas estructuras, que acaban creyendo en esta narrativa, porque de eso se trata también la disputa narrativa. Son los mismos de siempre, renovados, compaginados, pero son los mismos violentos, golpistas de siempre
¿Que salida ves para poder combatir a esta derecha y que no se propague por el continente latinoamericano?
El gran desafío es pensar en una integración profunda que va más allá de los grandes líderes y referentes que tenemos. La integración no puede pasar por tener a Lula, a Néstor, a Cristina, a Rafael Correa. Tiene que pasar por una integración profunda de la sociedad, en sus instituciones, en sus organizaciones populares, en sus movimientos populares, en sus partidos políticos, que hoy por hoy no es así. Estamos viendo casi que de forma inédita la participación de la política brasileña en la política argentina. Tenemos al presidente Lula muy preocupado con lo que está pasando, mirando el escenario, viendo en qué podemos contribuir, porque entienden que los procesos están mucho más integrados, que la extrema derecha está mucho más integrada y organizada de forma regional que nosotros. Creo que el crecimiento pasa por ahí. Es fundamental que tengamos instituciones como la UNASUR, el Mercosur y foros institucionales para pensar políticas públicas en conjunto. El gran triunfo para nosotros va a ser cuando nuestros pueblos, desde nuestras bases, desde nuestras estructuras más populares, están más vinculados en la disputa narrativa regional.