La inteligencia artificial (IA) es una de las tecnologías más disruptivas y prometedoras del siglo XXI, capaz de transformar diversos ámbitos de la sociedad, incluyendo el poder legislativo. Sin embargo, su uso y regulación también plantean importantes desafíos éticos, jurídicos y sociales que requieren de una especialización y modernización constante de los actores involucrados. En este contexto, Multiviral entrevistó en exclusiva a Mario Nitti, presidente de ASALRA (Asociación Civil para la Especialización y Modernización del Poder Legislativo), una entidad sin fines de lucro que se dedica a impulsar la innovación legislativa mediante la capacitación, la investigación y el intercambio de experiencias. Nitti es contador público, docente universitario y consultor legislativo, con una amplia trayectoria en el ámbito parlamentario. En sus palabras, compartió reflexiones valiosas sobre diversos temas, desde la intervención estatal en la era de la IA hasta la transformación del paradigma legislativo mediante nuevas tecnologías.
¿De qué manera consideras que el Estado debería intervenir para apaciguar los miedos que despierta en la sociedad la irrupción de la Inteligencia Artificial?
Es importante el proceso de cultura digital, enseñar a las personas de qué se trata el tema, que no es tan catastrófico como se lo presenta; todo avance tiene sus miedos, ahí cobra importancia el rol del Estado que debe brindar capacitación tecnológica. No se puede hablar de estar a favor o en contra de la Inteligencia Artificial, porque es algo que vino, que se instaló, es como querer tapar el sol con la mano, es una ola que en algún momento nos va a tapar, esto es así; entonces la pregunta es, ¿qué hacemos con eso? ¿Miramos para otro lado y empezamos a criticar que eso va a quitar fuentes de trabajo o decimos que se van abrir un montón de oportunidades? La sociedad va a cambiar, hay algunos cambios que podremos llegar a interpretarlos de antemano y otros que no.
Siempre se hace mención a que la burocracia del Estado hace que todo sea más engorroso ¿Cuál es tu opinión sobre el tema de la burocracia y su impacto en la eficiencia de las instituciones?
El tema de la burocracia me crispa los nervios, me canso de escuchar a la gente que habla de “la maldita burocracia”. La burocracia, para mí, no es mala; el tema es la velocidad que se le imprime a esa burocracia. Cuando es burocracia por la burocracia misma, lo único que hace es ralentizar procesos que pueden ser mucho más ágiles. Pero la verdad es que el Estado termina siendo una institución a la que aportamos todos y dejamos que manejen los recursos unas pocas cantidades de personas. Me parece que el control tiene que aparecer en el Estado, porque el control suple a lo que es el lucro en la administración privada. El ente privado tiene su motivación en el lucro; quiere hacer las cosas bien para que le vaya mejor y tener más recursos. El estado no debe apuntar a eso; el Estado, el funcionario, tiene un sueldo, y para eso trabaja. Lo que hay que hacer es controlarlo, porque en definitiva maneja recursos que son de todos. Ese control, nos guste o no, hace las cosas más lentas. Ahora, en la medida que pensemos en una burocracia mucho más ágil, vamos a mejorar ese control.
La virtualidad forzada durante la pandemia influyó bastante en la dinámica de las reuniones en el Congreso. Ahí se pudo ver como se modernizaron algunas áreas en cuestión de tiempo
Con la virtualidad forzada por la pandemia las reuniones en el Congreso comenzaron a ser públicas, empezaron a ser participativas y transparentes. Era fabuloso ver que el asesor de tal legislador pensaba de una manera y tal legislador pensaba de otra. La gente empezó a ver y empezó a participar. Se hizo un gran avance; estamos hablando de pasitos pequeños. Imagínate si la sola participación en las plataformas hizo que se acelere todo esto, imaginate lo qué puede pasar con la incorporación de la Inteligencia Artificial en el recinto
¿Al usar plataformas extranjeras no estaríamos dejando al servicio de ellos la custodia de nuestros datos personales?
Si las cosas se hacen bien, los datos se tendrían que manejar acá y no que permanezcan en otro lado donde puedan ingresar con facilidad a tomar decisiones que son nuestras. Ese es uno de los tantos desafíos que tenemos por delante
¿Cuál es tu opinión sobre la participación del Estado en la economía y en la regulación de las nuevas tecnologías?
A mí no me gusta centrar la conversación en liberalismo, neoliberalismo; la verdad es que yo soy partidario de la participación del Estado. Pienso que no tiene que participar en todo, pero sí que hay cuestiones en las que debe intervenir. Es necesario debatir los derechos individuales, hasta dónde llegas con la participación del Estado y hasta dónde las nuevas tecnologías. La discusión tiene que ser: “bueno, marquemos bien el límite”. La economía siempre fue la gran discusión, pero me parece que las tecnologías traen un paradigma nuevo que tiene que ver con delimitar claramente la cancha y no solamente en términos económicos
¿Cómo ves la posibilidad de utilizar un sistema basado en estas tecnologias emergentes a la hora de introducir mejoras y cambios en la toma de decisiones legislativas?
Eso solo implica una revolución; tener un sistema a mano en el cual vos le digas cuáles serían las mejoras que introducirías según la economía del comportamiento, cuáles son las mejoras que se podría atribuir. Esto solo es ya recontra revolucionario. Vos imaginate los legisladores que tienen asesores para distintas materias; ahora van a tener una herramienta fundamental. Me parece fabuloso ver cómo está cambiando el paradigma.
El cambio de las respuestas a las preguntas es fundamental. Cuando empecé a estudiar en la universidad, lo bueno era formarse un poco de todo, tener un conocimiento amplio y general. Creo que ahora se está migrando el tema; salimos de ahi para empezar a tener gente que sepa hacer buenas preguntas.
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