Friday, November 22

Eduardo Porto: “Argentina tiene un componente con la universidad y con el acceso que otros países de la región no tienen”

Multiviral conversó en exclusiva con Eduardo Porto, director de Periferia, sobre la situación actual y las perspectivas de la ciencia, la tecnología y la innovación en Argentina. El periodista y docente nos comparte su visión crítica y propositiva sobre los desafíos y las oportunidades que tiene el país en la era del conocimiento.

En el corazón de la intersección entre ciencia, tecnología y el progreso nacional, analizamos las implicaciones de los científicos formados en el país sobre su impacto en la identidad y el desarrollo nacional. Abordando los desafíos culturales y políticos que enfrenta Argentina en el área de ciencia y tecnología mientras que se presentan oportunidades vitales de crecimiento gracias al litio y las energías renovables. 

Hablemos de cómo fue la génesis de Periferia ¿Cuánto influyó tu rol como docente en la UNSAM a la hora de pensar un herramienta comunicacional especializada en cubrir Ciencia y Tecnología?

El proyecto de comunicación de periferia nace a partir de mi rol como docente en la Cátedra de Ciencia, Tecnología y Sociedad de la Universidad de San Martín. A partir de ahí, empecé a armar un centro de divulgación de la ciencia y a crear la herramienta comunicacional para cubrir lo que yo leía como una carencia, que es la política científica. Me parece que la mirada sobre la política científica es un poco cosmética y aparece como declamativa, pero me parece central si uno está pensando en el concepto de desarrollo, en el concepto sobre cómo se piensan los recursos naturales, los recursos sociales, en función de incorporar conocimiento a la actividad productiva, social y ambiental.

Es necesario que existan espacios donde se comunique cómo se administra la inversión en áreas claves como la ciencia y la tecnología ¿Como estamos en comparación con otros países con respecto a este tema?

El 70% de lo que se invierte en la producción de conocimiento es estatal, el 30% es del sector privado. Es justo al revés que en los países desarrollados. Para ellos, es una ecuación que está recontra entendida, esta en el ABC de cualquier fuerza política eso nadie lo duda. En cambio, a nosotros nos pasa que el espectro de las fuerzas políticas no lee de la misma manera la inversión en ciencia. Hay sectores que sí lo leen como parte de su proyecto político, pero hay sectores a los que les parece ornamental la inversión.

Lo que me parece sorprendente es que los países desarrollados tienen programas estatales  y privados de captación del conocimiento que se genera acá. Lo cual, para ellos, es una cuestión redonda, porque no los forman, no los preparan, pero después aprovechan su conocimiento para llevárselo

¿Desde el punto de vista cultural cómo afecta nuestra percepción a la hora de pensarnos como un país productor de ciencia y tecnología?

Nuestra cabeza, en lo cultural, está formateada desde nuestra tierna infancia para ser consumidores de tecnología y no para ser productores de tecnología. No pensarnos como productores de tecnología es parte de una matriz cultural que no nos ayuda. No sé si es todo el problema, pero sí es una matriz cultural que no ayuda y lo que hace es naturalizar procesos como este, donde si el investigador se va afuera está bien, porque allá le pagan más. De hecho, hasta hay fuerzas políticas que llegan al poder y que gestionan el poder, y te dicen: “¿Para qué vamos a pagar, si en realidad los estamos financiando un montón de tiempo y no sirve tenerlos?”. La solución, en vez de captarlos y no dejarlos salir, es achicar el CONICET o arancelar las universidades.

¿En tu rol como docente universitario cómo abordas el tema a la hora de tratar a tus alumnos? Me imagino que en mucho debe estar el pensamiento de recibirse e irse del país a probar mejor suerte como profesionales

Es gente que ingresa a una institución y que viene desnuda de todo componente académico. Entonces, el trabajo es decirles que el camino tiene que ser otro. Los chicos vienen con la idea de que los contrate una empresa de afuera. No sé hacer estadísticas sobre eso, pero eso aparece entre los estudiantes. Yo muchas veces lo que hablo con ellos es: “Chicos, esta universidad es para los trabajadores”. Ese enunciado es chocante para ellos porque no se ven a sí mismos como trabajadores. Eso cambia mucho la perspectiva de la universidad pública, la universidad gratuita  y la posibilidad del derecho a la educación.

Argentina tiene un componente con la universidad y con el acceso que otros países de la región no tienen; algunos lo tienen en otra medida, como Brasil, pero Chile es muy restrictivo, Perú es muy restrictivo, Ecuador es muy restrictivo. El que está pensando en ser algo más no tiene alternativa. Yo lo que hablo con ellos es que, cuando estaban en cuarto año del secundario, ya estaban proyectando lo que iban a estudiar en una universidad. Eso es una matriz cultural en Argentina, porque podes proyectar horizontes universitarios.

Parece que se viene una nueva época de la mano de la economía del conocimiento, la industria 4.0, la Inteligencia Artificial entre otras ¿Crees que eso nos va a permitir tener acceso a más oportunidades para crecer como país?

Hay una nueva matriz en la generación de conocimiento en un área particular que no es el área científica, pero sí es el área tecnológica. Esto abre un montón de puertas de la mano de la inteligencia artificial, la industria 4.0. Todas esas herramientas nos van a permitir  pensar un montón de servicios que antes eran inimaginables. Hoy tenemos hasta modelos para laboratorios que simulan prácticas de laboratorio y que funcionan con tecnología 4.0. Son herramientas que te dan un potencial tremendo. Desde la política hay mucho por hacer, mucho por pensar. Todavía están viendo cómo abordar todo esto, desde qué enfoque se puede propiciar ese desarrollo.

La economía tradicional argentina, basada en la matriz agroexportadora, se nos está yendo de las manos, porque tenemos limitaciones ambientales. Debido a que dos tercios del país es semi desierto, cuesta mucho que esa matriz productiva resuelva todos los problemas. Entonces, muchas provincias ya están buscando economías disruptivas, buscando que aparezcan sectores vinculados con el conocimiento.

Sin embargo hay una sensación de que todo eso no se está aprovechando o no se tiene conciencia de todo lo que se viene realizando en el país 

Hay mucho haciéndose acá. Hay mucho que se necesita hacer acá y me parece que eso hay que aprovecharlo. Argentina tiene uno de los sistemas de ciencia más grande de la región. El CONICET tiene 330 institutos de investigación. Si yo le pregunto a los chicos cuántos son los institutos de investigación del CONICET, me dicen 30. No tenemos ni idea de cuántas cosas tenemos. Hay un potencial enorme en términos de conocimientos. Me parece que es necesario gestionar políticas para articular con el sector productivo, para articular con las temáticas sociales. La tecnología es lo que nos rodea y tenemos que tratar de encontrarle una solución a los problemas de nuestra vida cotidiana. Cuando las fuerzas políticas entiendan esa ecuación de manera correcta, van a entender que no es ornamental, sino que es necesaria.

Para algunas fuerzas, el sector de ciencia y técnica no es importante. Larreta habia declarado que queria subsumir el Ministerio de Ciencia y Tecnología al de Educación, porque son iguales. Si conoces un poco el sistema de ciencia, no tiene mucha sinergia con el sistema educativo. Se vinculan, pero lo que es hacer investigación y generar transferencia de tecnologías, hay que darle su especificidad. La ciencia y la tecnología son claves para potenciar otras áreas, incluso del Estado.

¿Cuáles son las ventajas y posibilidades que tiene nuestro país al ocupar un lugar geopolítico estratégico, especialmente en relación con la toma de decisiones en áreas como inversión en ciencia y tecnología, así como transferencias de tecnología?

Creo que ocupamos un lugar importante en términos geopolíticos. De eso no hay ninguna duda, eso está clarísimo. Pero también está la posibilidad de tomar decisiones. Nadie te va a mandar dos barcos de guerra porque quieras invertir un uno por ciento más en ciencia y tecnología. Puedes hacerlo; es algo perfectamente realizable. Si deseas hacer transferencias de tecnología en tu país, nadie te va a venir a apuntar con un arma.

Son decisiones políticas, son miradas que están atravesadas por cuestiones culturales, lecturas que representan a otros sectores. El agro no necesita ni mucho empleo ni mucha tecnología. Seguramente, si un biotecnólogo me lee, me da un cachetazo. Argentina tiene áreas desarrolladas en tecnología, como es el caso de la biotecnología, pero lo que te va a generar un volumen de producción enorme y la posibilidad de exportar tecnología dura es la energía, es la industria pesada. Todos esos rubros donde Argentina tiene un pie adentro, como la CNEA o INVAP que exporta reactores; tenes empresas de tecnología grandes que desarrollan satélites pero de esas hay que crear diez. 

¿Cuál es el impacto y la realidad que enfrenta un país cuando los científicos altamente capacitados y formados en él deciden emigrar o son reclutados desde el extranjero? 

Los científicos en general se van afuera a formarse; para ellos, ir y volver es un hábito. Incluso está planificado que vayan a formarse al extranjero. El tema es cuando los pierdes, cuando los formaste durante 15 o 20 años con un doctorado, un posdoctorado, una licenciatura, y los pierdes o los captan desde el exterior y ya no vuelven. La patria es un discurso que no se condice mucho con la realidad. No se trata de un acto patriótico con gorro, bandera y vincha, ni de defender a Argentina por la patria en sí misma. Más bien, se trata de que el individuo que está investigando aquí tiene su campo de estudio, su objeto de estudio, sus informantes, sus datos, sus lugares donde indagar. Si no le generas las condiciones para que siga aquí, se tiene que ir.

¿Qué oportunidades y áreas de desarrollo se vislumbran en el futuro para Argentina, y cuáles son los sectores clave que podrían desempeñar un papel fundamental en el crecimiento?

A Argentina se le van a abrir varias puertas a futuro, más allá del gobierno que esté. Hay áreas de desarrollo que van a ser clave, como el litio, las energías renovables y la energía en general. También va a haber mucho de economía del conocimiento, aunque en menor medida, por el impacto socio productivo que tiene. Hay mucho para explotar y muchas posibilidades de incorporar el conocimiento a esos sectores. Hoy tenes el laboratorio del CONICET investigando la parte del litio. Tenemos electromovilidad, ITEC está haciendo dos plantas de baterías de litio, una que estará en La Plata y la otra en Santiago del Estero, que será cinco veces más grande que la de La Plata.

Si generas los canales para generar industria e incorporación del conocimiento a esas nuevas áreas, hay mucho potencial. Pero también hay una disputa con las provincias en cuanto a la idea del otorgamiento de la licencia y a quién le van a pertenecer los recursos. Es una disputa que tiene que ver con el desarrollo de dos modelos y de cómo mirar los recursos naturales. Eso ya nos pasó con el agro y nos pasó con el petróleo cuando se creó YPF. Entonces, ¿qué van a hacer? ¿Crear empresas estatales? ¿Estatales y privadas? ¿Van a aprovechar esos recursos? ¿Vas a incorporar conocimiento? ¿Vas a incorporar conocimiento propio? Esas preguntas tienen que ver con la idea de desarrollo. La gran pregunta a hacerse es: ¿Qué vamos a hacer con todo eso?

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