Sunday, September 29

Los caminos siempre vuelven a encontrarse

Por: Mauro Tilli / Foto: @redtest_

Quiero contarles una historia…

Año 2001, 11 años tenía cuando decidí que el sueño de mi vida sería compartir canciones. 5 años y algunos meses después llegaría mi momento. “Esquivando Charcos rnr” sonaría en el antiguo anfiteatro de la plaza Kennedy de General San Martin, bajo el marco de un festival por la aparición del recientemente desaparecido Julio López. El cantante original del grupo decidió ausentarse, y el grupo me permitió a mí, su armoniquista, hacerme cargo de la voz principal. Ese 2 de diciembre de 2006 cumplí el sueño de mis 11 años, ser cantante en una banda de rock. La primera canción de la lista fue “Corazón bailando al viento” de Los Gardelitos, luego sonaron canciones de Los Piojos, Pappo y nuestra primera canción como grupo, el reggae “Mentes podridas”.

En el año 2019 (18 años despues de aquel primer sueño) me convoca Rock Local, programa de radio que transmitía desde el Espacio de la Memoria Ex-ESMA a cerrar el último programa del año con unas canciones. Recuerdo esa tarde perfectamente, una chica me convidó una seca de flores en la estación Tropezón, tosí fuerte, subí al tren, unos chicos tocaban “Wish you were here” de Pink Floyd y les di mis últimos 50 pesos. Llegué a Lynch, me tomé el 14 o el 21 y mi SUBE no tenía saldo, una mujer me pagó el viaje. Llegué a Av. Libertador, caminé hacia la Ex-ESMA, entré, hice unos pasos, y ahí estaba: Una gigantografía con la cara de Julio Lopez me recibía muchos años después. Muchas vidas despues. Me quedé pensando, que loco… “Esquivando charcos rnr”…“Replicación Rock”…“Las Uñas de Juana”… viajes… canciones y más canciones, mi sueño nomás era tener una guitarra y ¿qué hago acá casi 20 años despues en este lugar? Cuántas cosas pasaron para que otra vez Julio esté ahí. Que loca la vida, la música, el todo. Cuánto camino recorrido para que todo redunde en un lugar realmente importante. Será la seriedad con que asumo mi misión, el respeto que guardo a la música y lo agradecido que estoy de que me haya elegido como portavoz.

En fin. Seguí caminando por el predio hasta llegar a la radio. Cuando entré me recibió Mariano Quiroga, me invitó a pasar al estudio, me dice que estaban en una tanda y luego era mi momento de salir al aire. Me invita a ponerme los auriculares, lo hago, inicia una canción. “Corazón bailando al viento” de los Gardelitos. La misma con que iniciamos el show de “Esquivando” aquella tarde en San Martin. La primera de la lista. La canción con la que cumplí mi sueño la tarde de la plaza Kennedy por Julio Lopez. La de mi adolescencia, la de mis 16, pero esta vez adulto, con todo el camino que eso implica. Pero si, la misma canción, el mismo contexto, otra vez Julio Lopez ahí. Como un mensaje absolutamente directo del destino que te dice que sí, que siempre fué el camino correcto, que vas bien, que es por ahí. Que la vida está dispuesta a hablarte también en su idioma.

Hay situaciones que no se pueden explicar, simplemente se pueden sentir y entender desde los sentimientos. Yo no sé porque la casualidad o la causalidad me puso en esa situación tan increíble, como si fuera una historia en la que mi papel secundario debe seguir participando. Pero hoy sucedió otra vez. Esta misma tarde, 24 de marzo de 2024 en plaza de mayo. Estaba sentado en la galería del cabildo, descansando un poco las piernas, y una chica se acercó con un pincel y un aerosol dispuesta a escribir en la pared en la que yo estaba. Observé de cerca, desde abajo mirando hacia arriba letra por letra mientras ella escribia. Su técnica, su dominio del pincel. Vivencié en primera plana el hecho artístico, a centimetros de mi cara. Cuando terminó, lo vi… “?Donde esta Lopez” había escrito la chica. Otra vez. ¿Otra vez? Si, otra vez. Claro que otra vez. Para que te quede bien claro que esto es cosa seria, que la vida seguirá manifestándolo, para que no lo olvides, porque el arte debe ser un servicio hacia el pueblo. Porque solo se acaba lo que se olvida. Por eso salimos a ejercer la memoria colectiva, por eso honramos a Madres, Abuelas y Desaparecidos. No porque queremos cobrar un plan. Que nadie nos confunda (por favor). Sino porque entendemos y sabemos que secuestrar, torturar y desaparecer a una persona es un hecho gravísimo que realmente no debe volver a repetirse. Y depende de nosotros, el pueblo, mostrar que estamos fuertes, que existimos. Decirles a las Abuelas que no están solas, que estén tranquilas, que es mentira que se acabó, que no van a volver porque en la calle estamos nosotros. Que no nos van a engañar, que estamos con ellas, y somos un montón. Que no nos pueden desaparecer a todos. Esta batalla está ganada, la ganaron ustedes, desde que salieron la primera vez, solas, vulnerables y llenas de dolor. “Las locas de la plaza” les decian algunos, a ustedes que les habian secuestrado a sus hijos. Todavia algunos se confunden y las tratan de garcas, a ustedes que perdieron a sus nietos, que tienen que vivir sabiendo que con una picana electrica torturaban a las personas que mas amaron en la vida. Con la fuerza del amor nos enseñaron e inspiraron, y aquí estamos para defender su historia, nuestra historia. Un desaparecido es la herida que no cura porque no tiene final. El dolor del pueblo es la sangre que corre por esa herida. La gente es el mar rojo que inunda la calle para que aún con dolor podamos escribir bien grande y con nuestra propia sangre, “Nunca Más”.

Para finalizar, el viaje inició de la mejor manera. Ya saliendo de casa temprano en la estación Tropezón (una vez más), vi a una vieja amiga, con la que debí separarme con dolor hace unos meses, cosas de la vida. Estaba ahí parada despues de mucho tiempo de no vernos. Me vio. Y no me corrió la cara. Me miró a los ojos y me sonrió. Y yo le sonreí y la sentí cerca. Aquella lejanía por un segundo dejó de existir y yo fui feliz de nuevo. Luego volverá el silencio, a veces debe ser así… pero mi alma sanó un poco. Todo el día sanó un poco hoy mi alma. Todos hoy sanamos un poco. Perdimos miedo. Recordamos la magnitud de quiénes somos y qué representamos. Ahí nos vi con mi vieja amiga, recordando tambien nosotros en un segundo y con una mirada, quiénes somos y qué representamos. Justo hoy que salimos a la calle para unirnos, en una mirada y un abrazo, justo hoy nos volvimos encontrar.



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