Monday, November 25

¿Argentina puede ser un polo de inteligencia artificial? Sí, pero hay que crear condiciones, más allá de Milei

Por. Andrea Catalano

“¿Por qué me interesa el caso de la inteligencia artificial (IA)? Porque la IA es como la nueva revolución industrial. En la historia implicó un aumento dramático en la tasa de crecimiento, entonces la IA genera una exacerbación de los rendimientos crecientes. Eso implica aceleración en la tasa de crecimiento y la forma de lograrla es no matarla con regulación económica”.
La frase corresponde al presidente argentino, Javier Milei, pronunciada hace una semana durante el 10° Latam Economic Forum celebrado en Buenos Aires. Fue posterior a un viaje personal realizado en los días previos por Estados Unidos, en donde se reunió con varios de los principales líderes de las empresas digitales, desde Elon Musk, de SpaceX, hasta Sundar Pichai, de Google, entre otros. De esas reuniones surgió la declaración que apunta a convertir a la Argentina en el cuarto polo de desarrollo de la IA a nivel mundial, después de Europa, a la que cuestionó por estar súper regulada; de Estados Unidos, al que criticó por tenerle miedo; y de China, sobre la que nadie sabe qué está haciendo, agregó.
¿Es posible que la Argentina se convierta en el cuarto polo de desarrollo de la IA a nivel global? La pregunta volvió a surgir esta semana luego que el Financial Times se hiciera eco sobre esta expresión de deseo del presidente argentino. Por eso, TeleSemana.com consultó a distintos referentes de la industria tecnológica argentina sobre el tema. La primera respuesta fue coincidente: sí, la Argentina puede convertirse en un polo de desarrollo de IA. De hecho, el ecosistema científico-tecnológico de este país estuvo trabajando durante años en un Plan Nacional de Inteligencia Artificial de 242 páginas. Sin embargo, el sí contundente también tiene sus “peros”.
Para que sea posible se requiere trabajar en una serie de aspectos, entre ellos, el talento, la infraestructura, la atracción de empresas y sus inversiones, el mercado, la regulación y la gobernanza. Puntos sobre los que hay más o menos coincidencia y sobre los que se debe articular una estrategia.

“Sí, la Argentina tiene capacidad. Capacidad que exige condiciones esenciales: la intelectual, la conectividad, el mercado y las inversiones. Son las cuatro patas para que la mesa no se caiga. La materia gris argentina siempre se destacó, hay mucho potencial, nuestros jóvenes son muy apreciados en el mundo”, dijo a TeleSemana.com, Fabián Ruocco, director ejecutivo de la Unidad de Vinculación Tecnológica CEDyAT y de VinTecAr, entidad que acaba de crear el flamante Instituto Argentino de Inteligencia Artificial (INARIA).

Entre los peros aparecen la infraestructura de conectividad, las inversiones y la educación, aunque suene contradictorio. “En conectividad estamos flojitos, salvo las ciudades ubicadas en la ruta 9 (N. de la R. que cruza parte del centro de este país). Pero en otras zonas es baja o precaria. Todavía no tenemos 5G. En cuanto a mercados, hay en todo el mundo. Se necesita mucha inversión para ser un polo de desarrollo de IA. Escasean dada la situación crónica del país, con la inflación, y hay un punto flojo vinculado con la seguridad jurídica”, agregó Roucco.

Pese a que más del 80 por ciento de los 17,7 millones de hogares de la Argentina cuentan con banda ancha fija, la velocidad media es de 139 MB, según los datos del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), aunque cae a un promedio de 49 MB en provincias como Mendoza, y asciende hasta los 158 MB en la de Buenos Aires, por mostrar sólo dos ejemplos que dan cuenta de la heterogeneidad de este país. Estos saltos, en un país que pretende ser desarrollador de IA no deberían existir.
“Tenemos una infraestructura tecnológica insuficiente para soportar el desarrollo intensivo de la IA, porque no tenemos estabilidad en la matriz energética, se vive cortando la luz. No hay desarrollo de centros de datos además de la conectividad”, advirtió Ruocco. Y ahí hay oportunidad: “Argentina es un buen país para que las grandes empresas vengan a hacer desarrollo, tengan sus data centers, hay mucha gente preparada para trabajar en software, que es el tercer producto argentino de exportación. El escenario nacional es adecuado para el desarrollo de la IA, de aplicaciones en todos sus tipos. Pueden llegar a venir. Se necesita estabilidad y un marco jurídico respetado”, dijo por su parte, Guillermo Schor Landman, abogado especializado en derecho de las telecomunicaciones y asesor en temas de inteligencia artificial.

Las empresas que actúan en la Argentina se expresan en el mismo sentido. “La tecnología de IA genera una oportunidad gigantesca, es la oportunidad de la década liderada por la capacidad tecnológica pero especialmente por el talento. Tenemos responsabilidad como dadores de tecnología de seguir capacitando talento, de reentrenar al talento a gran escala. Creemos que el talento (de Argentina) es de exportación, tenemos una oportunidad gigantesca”, sostuvo Agustín Bellido, gerente general y Technology Leader para IBM Argentina.

Destacó la cantidad de universidades que generan perfiles STEM y que ya están trabajando en IA, como también en ciberseguridad. “Es un desafío para nosotros como compañía encontrar el talento, multiplicarlo y explotarlo. Tenemos una geografía madura en términos de talento”, agregó, como modo de reafirmar que la oportunidad radica en las personas.

Aquí también hay un pero porque la educación argentina también viene recibiendo malas calificaciones. Ruocco enfatizó que el país necesita fortalecer sus currículas, especialmente en cuestiones básicas como lectocomprensión y matemáticas, y programación. Consideró que “si no consolidamos la educación es muy difícil convertirnos en polo de desarrollo de IA”.
Para el presidente Milei, convertir a la Argentina en cuarto polo de IA del mundo responde a las condiciones que ofrece el país como “grandes extensiones de tierra, clima frío (posibilidad de tener mucha energía barata para que los algoritmos inteligentes puedan aprender y eso genera calor, por eso es necesario tener frío), y además tenemos el capital humano”. Añadió que se necesitan instituciones y mencionó las iniciativas que han surgido desde su entorno. Pero hasta ahora no se han escuchado propuestas de gobierno para mejorar las falencias educativas.

Para proponer un proyecto de estas características el país tiene que definir una estrategia, tal como lo planteó Juan Corvalán, director del Laboratorio de Inteligencia Artificial de la Universidad de Buenos Aires (IALAB UBA), y uno de los promotores del Plan Nacional de Inteligencia Artificial de este país: “Si alguien está pensando que Argentina quiere ser una referencia, tiene que leer este plan porque se trabajó durante dos años con el ecosistema. No es un plancito. Es un plan súper robusto que tiene una idea de cómo convertir a un país en un actor principal en IA”, subrayó.

En ese plan se promueve la participación del Estado como un actor principal, aspecto que en la actual gestión no sería prioritario. Se trata de un aspecto que podría reverse. Pero si el objetivo es aprovechar la oportunidad que ofrece la IA sí es necesario definir una hoja de ruta de largo plazo para llegar a ese objetivo, tal como lo consideró Corvalán.
Aunque también hizo foco en la educación, el director del UBA IALAB se refirió a la necesidad de contar con infraestructura adecuada, incluido el hardware, “segmento en el que la Argentina no tiene mucho para aportar”; y a definir una política para hacer que las empresas dedicadas a la IA en forma exclusiva o como vertical puedan radicarse en el país. “Hay que pensar estrategias impositivas, desgravamientos y una serie de cuestiones. Porque las empresas van a un hub si les conviene. Si los costos laborales son altos ´para qué me voy a radicar´ piensan. Las que no se establecen son las que buscan el talento argentino”, advirtió. Suelen ser los profesionales contratados desde el exterior.

¿La Ley de Economía del Conocimiento, aprobada en su primera versión hace casi 20 años no es suficiente? Sí, podría ser un primer paso, tal como lo destacó Schor Landman: “La Ley de Economía del Conocimiento podría ser un paraguas para eso”, pero alertó sobre la dificultad del Régimen de Incentivo a las Inversiones Extranjeras (RIGI) que en la última madrugada fue aprobado en el Congreso y que plantea un fuerte desbalanceo entre empresas grandes, medianas y chicas, entre otros desequilibrios. No obstante, también pareciera haber acuerdo que una ley en esa dirección sería un buen mecanismo para atraer inversiones directas.
Para Schor Landman “no es lo mismo (regular) el uso que la fabricación. Es necesario tener una reglamentación y una ley referida al uso para que sea ético, se puedan prevenir los usos inadecuados, el fraude, los sesgos y los prejudicios de todo programador porque luego se traslada al sistema”. Destacó que la única manera de que la IA sea confiable es que tenga reglas claras. “Y el hecho es que sea supervisada por personas, que salgamos del discurso de una nueva cosa. Es una herramienta en manos de gente y supervisadas por gente”, subrayó.
La no regulación, entonces, apuntaría a no poner obstáculos a la hora de atraer inversiones de parte de las empresas que están desarrollando IA en el mundo y que podrían expandir esa tarea en la Argentina.
“Establecer un polo tecnológico en el sur es una buena propuesta, una buena visión, lo que no significa que vamos a tener todas las soluciones de IA. Pero es un buen comentario el de querer incorporar IA en la educación, en la reorganización del Estado. Si lográramos que algún área de gobierno tome conciencia de la importancia de la IA en toda la infraestructura argentina, tanto en industria como en comercio, cultura, educación, entretenimiento, podría duplicar el PBI en tiempo récord, y esto es en la visión del BID”, aseveró Corvalán.

Finalmente, hay que abordar la cuestión de la gobernanza. En cualquier caso, siempre hay que transitar un camino. Los países mencionados y cuestionados por el presidente argentino como polos de desarrollo de IA vienen promoviendo sus estrategias desde hace décadas, a partir de la computación y el software. La Argentina lleva 20 años de promoción de la industria del software y son constantes los cuestionamientos a esa normativa, donde no siempre se ve lo que produce en el largo plazo. Para ser un polo de IA también habrá que trazar un camino, si es que se pretende aprovechar las ventajas cualitativas del país, en términos de talento, territorio y frío, aunque parezca un sinsentido. Y trabajar fuerte en las falencias: más calidad en la educación, infraestructura, leyes modernas, la famosa seguridad jurídica. Una hoja de ruta que integre a los privados con el sector público. Más, cuando ya hay un plan desarrollado durante años por los primeros, que puede descargarse desde aquí-.

Si no. Por más foto con Elon Musk, hashtags para redes sociales y millones de corazoncitos, la expresión de deseo se quedará en un grito pretendidamente transgresor. Y los polos de desarrollo de IA se consolidarán en donde existan cimientos tan básicos y tradicionales como los que dan lugar a la construcción de una casa.

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